miércoles, 25 de octubre de 2017

EL VOTO PREFERENCIAL UN VOTO CLIENTELAR

El sistema electoral dominicano, cuenta aparentemente con uno de los mejores métodos de escogencias de candidatos que, a decir de algunos versados en la materia resulta ser uno de los más democráticos y representativos, nos referimos al voto preferencial.

En nuestro país este método aplica solamente en el nivel congresual y para las elecciones del 2020 aplicara para el voto municipal, específicamente en la escogencia para la conformación de los concejos de regidores de los distintos municipios.

Quienes defienden este método de escogencia, resaltan dos grandes bondades que contiene el voto preferencial, la primera, garantiza que los electores puedan elegir al candidato de su preferencia y no los partidos por medio de listas cerradas y la segunda, ganaría el candidato más comprometido con su comunidad.

En lo particular, me identifico con estas dos bondades a la que hago referencia anteriormente y creo que el voto preferencial, es sin dudas una de las mejores herramientas de escogencia de candidatos.

Ahora bien, la realidad del voto preferencial en nuestro país es otra, el voto preferencial es un voto clientelar y no un voto de escogencia, es un voto que desde su implementación solo ha servido para ensangrentar y comercializar los procesos electorales, crear discordia y división a lo interno de las organizaciones políticas, en razón de la lucha que se da entre los candidatos de un mismo partido.

El voto preferencial en nuestro país "crea un verdadero pandemonium", que no permite la implementación de las bondades que el mismo tiene, destrozando la premisa de que el elector escoge por decisión de conciencia lo que más conviene a su comunidad.

En nuestro país el voto preferencial es un voto que se presta a corrupción, solo habría que hacer una auditoria de gastos de campaña de algunos candidatos y veremos que muchos de estos gastaron entre 15 y 30 millones de pesos, dinero que resulta irrecuperables en cuatro años si sumamos los viáticos y sueldos que obtendrían en sus posiciones congresuales. Frente a esta situación nos preguntamos. ¿Si no pueden ser recuperables por medio de sus sueldos y viáticos, por donde lo recuperarían? ¿Son tan patriotas esos políticos que se atreverían a gastar su dinero para perder? Por decir estas dos interrogantes.

La verdad es que el voto preferencial en un sistema electoral como el nuestro, resulta ser excluyente y no incluyente, ya que quienes obtienen las posiciones para competir y ganar a lo interno de los partidos, son los que tienen dinero para gastar  en el proceso comicial, relevando de esas posiciones a los verdaderos representantes, los descamisados, los sin apellidos sonoros, de los que estoy completamente seguro, harían un mejor papel en beneficio de sus comunidades y organizaciones políticas.

Observemos el próximo torneo electoral del año 2020, un ciudadano que aspire para regidor tendría que gastar mínimo 15 millones de pesos y yo me pregunto. ¿Puede un dirigente comunitario de la Ciénaga, Capotillo, Gualey, Simón Bolívar, ser regidor? Claro que no.

De lo que puedo estar seguro y es la realidad, los concejos de regidores tendrán la misma situación de representación que se da en el nivel congresual con las comunidades, con las excepciones que puedan existir, personas electas que no viven en el lugar que lo escogió, individuos de dudosa reputación social y lo más peligroso grupos mafiosos organizados dispuestos a tener representación en los estamentos de poder.

Para que el voto preferencial sea una realidad y pueda cumplir su papel, debe existir un instrumento real que regule los partidos políticos en su interior y un código de garantías electorales, que permita una verdadera regulación del torneo electoral, de lo contrario solo será un instrumento anti-democrático, corruptor y dañino.




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